2 de febrero de 2021

Oudtshoorn

La sinagoga de Queen Street, en la ciudad de Oudtshoorn,
que fue conocida como "la Pequeña Jerusalén de Sudáfrica".

OUDTSHOORN                                        

Duermen su larga siesta provinciana bajo la pausada luz, palacios de las plumas, espejismo de magnates descalzos, condes y duques del polvo. Aquí está el oblicuo atardecer, señor de los rumores, y la sinagoga ensaya la sonrisa benigna de sus puertas. Duermen su larga siesta, palacios de la nada, y mañana también, presos de ese cielo ahora inmenso y despiadado, guardarán su entraña sombría, la viva penumbra. En el silencio expectante del cortinaje holandés, de la oscura madera, esperarán. Hundidos en un sueño sin voces, hijos del azul rabioso, velarán el dorado de los relojes, los esbeltos escritorios, la frescura acorralada. Todo lo venido de ultramar. El tributo evadido al desierto. El escenario de una vieja obra aplaudida hace mucho tiempo y parece que muy lejos, aunque haya sido aquí mismo, bajo el resplandor sin tregua de este mismo cielo implacable.

Laura Chalar
Poeta y abogada uruguaya nacida en Montdevideo.

(Fuente: Palabras errantes, 21.12.2011.)

La ciudad de Oudtshoorn, de unos 60.000 habitantes, en la provincia sudafricana del Cabo Occidental, está considerada el mayor criadero de avestruces del mundo. El “negocio de la pluma” atrajo a aquellas tierras, desde mediados del siglo XVIII, a un gran número de colonos europeos, sobre todo británicos y alemanes, a los que un siglo más tarde se unieron unas cien familias de judíos letones y lituanos que huían de los pogromos rusos y que en 1888 construyeron la que sería la mayor sinagoga de Sudáfrica (o al menos la más famosa).

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