LOS
URALES POR VEZ PRIMERA
Sin
partera, en la oscuridad, sin memoria,
sus manos tropezaban contra la noche,
la roca de los Urales bramaba y, cayendo muerta,
cegada por el dolor, paría el amanecer.
Y
quién sabe qué moles y gigantes de bronce,
casualmente rozados, se derribaban tronando.
Jadeaba el tren de pasajeros. En alguna parte, espantados,
caían los fantasmas de los pinos.
El
amanecer humeante era un somnífero.
Se sabe que el hornero del bosque, el malhablado Gorynych,
lo echó a las usinas y montañas
como vierte el opio un ladrón de oficio a su compañero de viaje.
Se
despertaron en medio del fuego. Del horizonte escarlata
los asiáticos descendían en esquíes.
Lamían las suelas, ofrecían las coronas a los pinos,
y los llamaban para el reino.
Y los
pinos irguiéndose y guardando
la jerarquía de los monarcas cejudos,
ingresaban sobre el terciopelo anaranjado
de la nieve cubierta de pedrería y oropel.
Borís
Pasternak
Poeta y novelista ruso nacido en Moscú el 29 de enero de 1890.
Murió en Peredélkino, cerca de Moscú, el 30 de mayo de 1960. En 1958 le fue
concedido el premio Nobel de Literatura.
Versión
de Ekaterina Ignatova
(Fuente: Olas y otros poemas. Selección de poesía de Boris Pasternak.
Corporación Cultural Orogenia, Quito, 2015.)
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