La calle Nanjing, en el centro de Shanghái.
(Foto © Raphael Olivier)
SHANGHÁI
BLUES
Estoy muy lejos de
casa, vagabundeo
solo en la noche de Shanghái
cuando los cristales rotos del invierno cubren las calles
Estoy muy lejos de casa: los dragones,
la niebla y el abrótano suben como plantas trepadoras
la escritura indescifrable de
las luces de la ciudad, ¡y la palpitante imagen especular del mundo se hunde!
solo en la noche de Shanghái
cuando los cristales rotos del invierno cubren las calles
Estoy muy lejos de casa: los dragones,
la niebla y el abrótano suben como plantas trepadoras
la escritura indescifrable de
las luces de la ciudad, ¡y la palpitante imagen especular del mundo se hunde!
El aguardiente,
deslumbrantemente claro,
quita la vista de los ojos y la razón de la cabeza…
La luna envuelve la ciudad en seda húmeda.
En todos los salones de baile la música estridente
ha callado, y un millón de chinos adormecidos de aguardiente
yacen en la nieve de papel con la boca abierta.
quita la vista de los ojos y la razón de la cabeza…
La luna envuelve la ciudad en seda húmeda.
En todos los salones de baile la música estridente
ha callado, y un millón de chinos adormecidos de aguardiente
yacen en la nieve de papel con la boca abierta.
Estoy muy lejos de
casa, un marinero
que se retrasó del barco naufragado,
permaneció demasiado tiempo en el abrazo de la mujer,
húmedo y nutritivo
como el limo del Río Amarillo. Estoy muy lejos de casa,
y la azulada nevada del esperma
cae sobre el País del Crepúsculo Rojo…
en el abismo que se abre debajo de la cama de hierro
se susurran mutuamente la mujer y la serpiente.
que se retrasó del barco naufragado,
permaneció demasiado tiempo en el abrazo de la mujer,
húmedo y nutritivo
como el limo del Río Amarillo. Estoy muy lejos de casa,
y la azulada nevada del esperma
cae sobre el País del Crepúsculo Rojo…
en el abismo que se abre debajo de la cama de hierro
se susurran mutuamente la mujer y la serpiente.
El aguardiente,
deslumbrantemente claro,
quita la vista de los ojos y la inteligencia de la cabeza…
El remolino succiona violentamente entre las piernas de la mujer.
Sus ligas tañen un aria
de la ópera revolucionaria, las abre…
¡apaga las lámparas!
Y la palpitante imagen reflejada del mundo
se hunde.
quita la vista de los ojos y la inteligencia de la cabeza…
El remolino succiona violentamente entre las piernas de la mujer.
Sus ligas tañen un aria
de la ópera revolucionaria, las abre…
¡apaga las lámparas!
Y la palpitante imagen reflejada del mundo
se hunde.
¡Deja que se
hunda!
Arto Melleri
Poeta y dramaturgo finlandés nacido en Lappijärvi (Etelä-Pohjanmaa) en 1956.
Poeta y dramaturgo finlandés nacido en Lappijärvi (Etelä-Pohjanmaa) en 1956.
Versión de Francisco J.
Uriz y Pentti Saaritsa
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