UNA NIÑA DE RAMALLAH
Estuvo con nosotros hasta que cayó el velo de la
noche, hasta que sus pasos cesaron como lluvia inofensiva.
Poco supimos de ella: que se detenía en las tardes
a ver pasar el sol y que corría tras las mariposas, casi volaba con ellas.
Algunos oyeron su grito, pero estaban muy ocupados
levantando cercos, según ellos, para que no entraran los cerdos a sus casas.
Florecieron los jardines, los pájaros surcaron el
cielo, las hojas cayeron secas sobre el prado. Aún nadie nos escucha y tal vez
nadie lo haga en lo que resta de cosechas, pero queda la lluvia que seguirá
humedeciendo su huella en el camino; quedan las mariposas que recorrerán su
misma ruta de la tarde y quedan los malditos cercos
que nuca serán mayores que
estos montes que darán testimonio de nosotros y los peñascos que gritarán
siempre los nombres de los nuestros, los de aquellos que ahora son árbol de
memoria.
Omar Iván Garzón Pinto
Poeta colombiano nacido en Bogotá en 1990.
(Fuente: Suplemento de Realidades y Ficciones, núm. 66, septiembre
de 2015.)
(Imagen © Bansky)
BELLO Y PROFUNDAMENTE HUMANISTA-
ResponderEliminar