A CASA DE GARCÍA MÁRQUEZ EN CARTAGENA:
LA PUERTA CERRADA, EL DUEÑO NO ESTÁ
La
puerta está cerrada, el dueño no está.
Estamos
ante la casa de Gabriel García Márquez en Cartagena de Indias
y
estamos intentando medir cuánta distancia hay
de sus
recuerdos de Aracataca y cuántos Macondos caben en un pulmón.
En
algún lugar ahí, más allá del mar,
Márquez
acaso vuelve en este mismo instante de un masaje
y se
pone a trabajar en el último análisis del proyecto
para
la construcción de una nueva fábrica de silencio en Macondo,
ya
que, por lo visto, la época de revueltas y relámpagos llega a su fin.
Además,
en silencio se duerme mejor y se sueña más.
Quizá
justo ahora, más allá del mar,
Gabriel
García Márquez esté furioso por haberse manchado de nuevo
comiendo
helado de chocolate
o esté
mordiéndose la uña del dedo índice izquierdo
porque
el editorial de Cambio no es de su gusto,
y si
se acostumbra la gente a leer malos editoriales
se
acostumbrará a leer malos libros también,
se
llenará de maldad su mente, o sea su vida.
Claro
está, hoy también es lunes
en la
costa frente a la casa de García Márquez en Cartagena de Indias,
hoy
también cantan dos gallitos y aturden a José Buendía
además,
se creen que los gallitos que se encuentren en la orilla del mar
un día
se volverán gaviotas, refinadas y elegantes,
que en
un dado momento no perderán la oportunidad
de
cagarse en la cabeza sucia de José Buendía.
En
alta mar se está meciendo un barco relleno de desesperados,
como
manchas de petróleo se esparcen los malestares y las desgracias.
Aunque
no queda del todo claro si los desesperados están en alta mar
o en
algunas de las novelas del comienzo del siglo veintiuno,
Gabriel
García Márquez, si estuviera en el patio de la casa en Cartagena,
sin
duda les gritaría que el que tiene muchas estrellas, también pierde otras
tantas,
Gabriel
García Márquez, un poco decaído y muy jadeante,
asimismo,
recordaría sin duda sus putas tristes,
abriría
la cajita de los demás recuerdos,
por
regla general pelaría un plátano de las plantaciones de Aracataca,
ah,
desde Aracataca, sin más ni más, hasta la cima del propio sufrir
–ojalá no se vuelva este mundo un pequeño crematorio para sueños grandes.
Risto Lazarov
Poeta macedonio nacido en Štip en 1949.
Versión de Igor Popovski
(Fuente: K. Kulavkova (Ed.): Cartografía
del fuego. 14 poetas macedonios contemporáneos. Uniediciones, Bogotá,
2019.)
(Foto © Rose Viaja)
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