EN EL CAMPO, CERCA DE CLONDIRU
El paisaje urbano en otoño
no tiene parangón
con ningún paisaje rural.
En el campo todo es diferente,
y el látigo de piel de vaca,
cubierto de rocío, cuelga de un clavo
en una pared de adobe
por la que fluye el agua.
Los aldeanos custodian
el límite entre la tierra y el agua,
más allá del mundo.
Las ceremonias son diferentes
y las gentes de todas las aldeas,
con ropas nuevas, se juntan
en los caminos, y en silencio
esperan que las aves del cielo
permanezcan con ellas en los campos.
no tiene parangón
con ningún paisaje rural.
En el campo todo es diferente,
y el látigo de piel de vaca,
cubierto de rocío, cuelga de un clavo
en una pared de adobe
por la que fluye el agua.
Los aldeanos custodian
el límite entre la tierra y el agua,
más allá del mundo.
Las ceremonias son diferentes
y las gentes de todas las aldeas,
con ropas nuevas, se juntan
en los caminos, y en silencio
esperan que las aves del cielo
permanezcan con ellas en los campos.
Clelia Ifrim
Poeta rumana nacida en Bucarest.
Versión de
Camelia Nicuţa
(Foto © Vlad
Iosif)
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