La plaza de Aristóteles, en el centro de Tesalónica.
(Foto © Wikimedia)
TESALÓNICA, DÍAS DE 1969 D. C.
En la calle de Egipto –primera bocacalle a la derecha–
ahora se alzan el magno edificio del Banco de
Transacciones,
oficinas de turismo y agencias de emigración.
Y los chiquillos ya no pueden jugar de tantos
vehículos como pasan.
Por otra parte, los niños han crecido; ha pasado el
tiempo
aquel que conocisteis.
Ahora ya no ríen, no susurran secretos, no confían.
Los que han sobrevivido, se entiende, pues vinieron
terribles enfermedades a partir de entonces.
Inundaciones, cataclismos, terremotos, soldados
acorazados.
Recuerdan las palabras de su padre: tú conocerás días mejores.
No importa si al final no los conocieron; les enseñan
la lección ellos mismos a sus hijos
con la esperanza siempre de que en algún momento se
detendrá la cadena.
Tal vez en los hijos de sus hijos o en los hijos
de los hijos de sus hijos.
Por el momento, en la vieja calle que decíamos,
se alzan el Banco de Transacciones
–yo hago transacciones, tú haces transacciones, él hace
transacciones–,
oficinas de turismo y agencias de emigración
–nosotros emigramos, vosotros emigráis, ellos emigran–.
Donde quiera que viaje, Grecia me hiere, que decía el
Poeta.
La Grecia de las bellas islas, las bellas oficinas, las
bellas iglesias.
La Grecia de los griegos.
Poeta y crítico literario griego nacido en Tesalónica el 10 de marzo de 1925.
Murió en Atenas el 23 de junio de 2005.
Versión de Fausto Marcelo Ávila
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