19 de julio de 2020

Lisboa



NIDO DE LAS ÁGUILAS
Ya eras misteriosa desde entonces 
y en los mapas antiguos te llamaban Lisabona.
En la distancia contaba tus siete colinas
como la Roma de los Césares, y me repetía
las historias de navegantes y tus leyendas de conquista.
A pesar de que nos separaba la inmensidad
del mar Atlántico, desde mi pupitre de colegio
acariciaba la curvatura del globo terráqueo
jurando que algún día llegaría a tus orillas.
Tantas veces cortejada y celeste
apareciste ante mis ojos un día de verano
de 1984, cuando te vi desde el cuarto
del Nido de las Águilas,
un hotel angosto y suicida
que se santigua en el cerro de San Jorge
cada vez que amanece Lisboa.
Un mapa por años doblado y desdoblado
ardió de víspera y de espera
sobre miles de peldaños, ardió sobre las plazas,
sobre la constante pendiente
de sus calles, sobre su zozobra marina,
y lo arrojamos desde un puente
para que fuera el azar la única brújula que nos orientara.
Intento mirar los días desde entonces
como si estuviera desde una ventana del cuarto
del hotel del Nido de las Águilas,
viendo por primera vez cómo amanece
la fragante, la profunda, la ondulada
ciudad de Lisboa.

Ramón Cote Baraibar
Historiador del arte y poeta colombiano, nacido en Cúcuta en 1963.

(Fuente: R. Cote Baraibar, Los fuegos obligados. Visor, Madrid, 2009.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario