14 de junio de 2020

Constanza

Monumento a Ovidio en Constanza, obra del escultor italiano Ettore Ferrari.
(Foto © eldiario.es)   


OVIDIO EN TOMIS

El disco del sol zozobra en la neblina fría:
un cíclope invisible lo forja y lo sumerge
en un barreño de agua… ¿Mañana qué discóbolo
lo lanzará de nuevo hacia los mundos infinitos?

Uh-uh… Solloza la sirena de un barco.
Todo desaparece. Ni un hombre. Ni una bestia.
Sellando sus oídos con la cera del sol poniente,
atado a un tornado, gime el faro de piedra.

Pasaron ya los tiempos, ay, de Dafne y de Chloe…
Y el muelle afila el filo de las olas
con un áspero silbo de piedra de afilador.

Y se abaten gaviotas, anclas escarchadas
con las que inútilmente el invierno se apresta
a amarrar el tiempo en este golfo desierto.

Kíril Kadíiski
Poeta, ensayista y traductor búlgaro nacido en Yábulkovo (Kiustendil) en 1947.

Versión de Juan Antonio Bernier

(Fuente: El silencio radiante. Ocho poetas búlgaros contemporáneos. Cosmopoética, Ed. Juan de Mairena, 
Lucena, Córdoba, 2010.)

Tomis es el nombre de una antigua colonia griega, anexionada luego por el Imperio romano, 
en cuyo emplazamiento se encuentra la actual ciudad rumana de Constanza. Allí fue desterrado 
por Augusto el año 8 de nuestra era, y allí murió ocho años más tarde, el poeta latino Ovidio.

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