24 de diciembre de 2019

Berlín

Molecule Man (1999), obra del escultor estadounidense Jonathan Borofsky.
(Foto © Alexander Voss)
EL CIELO SOBRE BERLÍN

En Berlín hay un centro comercial en forma de caracol modernista en la Friedrichstrasse y un patio magnético en el Hackeschen Markt y un hombre molecular caminando sobre el río Spree
y un pez de Gehry dentro del DZ-Bank y un tren amarillo que ensarta las torres rojas y una torre mutilada donde late el corazón de un muerto por odio, orgullo y ambición. Berlín es tendencia. Multirracial y multicultural. Un parque zoológico y temático. Un circo romano du Soleil. La
nave del tiempo. La cámara de los horrores. El libro viviente donde se escribe Europa. Enormes explanadas vacías. Multitudes. Salchichas con curry. Autobuses con altillo. Banqueros con Armanis. Tuberías de color rosa al aire. Los parques frondosos. Goethe. La estrella de David. Cruces ansadas, celtas, esvásticas. La hoz y el martillo. Profecías económicas. Banderas y grafittis. La guerra. El cabaret. El holocausto. El Bundestag. El Brandenburger Tor. Los tilos.
Karl Max. El Hotel Adlon. La K-Damm llena de franquicias y el muro firmado, escupido, destruido, cicatrizado, escondido. Sobre las sinagogas, los cementerios, las plazas cubiertas, 
las cúpulas de cristal y el pirulí de la Fernsehturm vuela bajo, rasante, un ángel protector y triste 
con cara de Bruno Ganz.


Ángela Mallén
Poeta y prosista española, nacida en Alcolea del Río (Sevilla).

(Fuente: Espacio Luke, núm. 180, septiembre-octubre de 2017.)

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