La piscina al aire libre del balneario Széchenyi, el mayor de Budapest.
(Foto © Viaje al atardecer)
CRESCENCIA
Salgo del agua
que brota de la fuente a 74 grados de temperatura.
Mi desnudez
espanta a un grupo de ancianos; asan
liebres bajo la
luna. Soy tan alta que advierten mi presencia
desde la isla
Margarita. Atravieso la llanura. Un olor a amapolas
despierta la
oscuridad del campo. Me coloco detrás de mi
conde Széchenyi.
Él medita a la orilla del río sentado sobre su
abrigo de
martas cibelinas. Mira hacia Pest. Desearía estar ahí
desde hace una
semana. Las cadenas del puente que le abrirá el
paso hacia su
destino serán también las de sus lágrimas. Voltea
a verme y me
observa satisfecho: represento bien su deseo.
Dos de sus
guardias me levantan. Hace un siglo ocupo en el
balneario este
sitio de honor.
Poeta y prosista mexicana nacida Tlalnepantla (estado de México) en 1964.
En el balneario y en Oaxaca (musa).
ResponderEliminar¿Crescencia o Araceli? Estatuas del deseo en la ficción de lo no dicho pero visto en Buda y en Pest...
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