Recreación de una escena de la batalla del Ebro (julio-noviembre de 1938),
en la localidad aragonesa de Fayón, durante la guerra civil española.
ORACIÓN A LA ORILLA DEL EBRO
No me permitas, Ebro, ser prudente,
no me dejes callar lo que tú sabes,
lo que tú callas
porque no te fue dado revelarlo.
no me dejes callar lo que tú sabes,
lo que tú callas
porque no te fue dado revelarlo.
No permitas que olvide
cuando llegue la hora de la muerte.
cuando llegue la hora de la muerte.
Todos los que lucharon se merecen
vivir en el recuerdo
si es que el recuerdo es vida.
vivir en el recuerdo
si es que el recuerdo es vida.
Nunca más el olvido en esta tierra.
Contadme entonces todo,
aguas que me miráis desde este cauce
hoy caudaloso, ayer empantanado;
contadme todo sin omitir nada,
habladme de las horas desdichadas
y las horas magníficas,
de las fieras batallas presentidas,
las dulces marejadas de los cuerpos
amándose sin tregua en las riberas.
Contadme entonces todo,
aguas que me miráis desde este cauce
hoy caudaloso, ayer empantanado;
contadme todo sin omitir nada,
habladme de las horas desdichadas
y las horas magníficas,
de las fieras batallas presentidas,
las dulces marejadas de los cuerpos
amándose sin tregua en las riberas.
Relatádmelo todo, sin demora,
vosotras que tan solo vais de paso
y sin embargo todo lo habéis visto,
porque ya estoy llegando
al final de los días
y no quiero morir sin escucharos.
vosotras que tan solo vais de paso
y sin embargo todo lo habéis visto,
porque ya estoy llegando
al final de los días
y no quiero morir sin escucharos.
Sergio Borao Llop
Poeta español nacido en Mallén (Zaragoza) el 25 de
diciembre de 1960.
Qué maravilla Poeta! Y uno se compromete, como entendiendo, de sólo ver y recorrer paisaje y recuerdos, la transfiguraación de ese cauce, hoy caudaloso, el clamor poético por escuchar desde el aire toda esa vida recorriéndolo y guardando en el alma desde su canto a la brisa. Cómo dejar el silencio en silencio, y no llevarlo consigo a la eternidad. Gracias por compartirlo Sergio. De una belleza exquisita!
ResponderEliminarGracias, Ana. El Ebro es el río que atraviesa mi ciudad, y a veces suelo abandonarme a la contemplación de las aguas que corren hacia el este. Ocasionalmente surge la poesía. Un abrazo.
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