JERUSALEM
Tus brazos,
tus invisibles brazos
se abren y me llaman.
Y soy
nómade milenaria
de paso ajado
y memoria desgarrada.
Mi historia
se engarza al Muro
que cobija lágrimas,
a tus calles serpenteantes,
a tus gentes,
mosaico de las razas.
Tus brazos
aprisionan mis raíces
y se forja el grito de Masada
en cada alborada
que le crece
y en cada gesto
de mi cara.
Y siento un himno semítico
imbricado
en la tierra que te abarca,
que clama el silencio
de los templos,
y una nueva,
eterna
luminaria.
tus invisibles brazos
se abren y me llaman.
Y soy
nómade milenaria
de paso ajado
y memoria desgarrada.
Mi historia
se engarza al Muro
que cobija lágrimas,
a tus calles serpenteantes,
a tus gentes,
mosaico de las razas.
Tus brazos
aprisionan mis raíces
y se forja el grito de Masada
en cada alborada
que le crece
y en cada gesto
de mi cara.
Y siento un himno semítico
imbricado
en la tierra que te abarca,
que clama el silencio
de los templos,
y una nueva,
eterna
luminaria.
Haidé Daiban
Poeta y prosista argentina nacida en Buenos Aires en
1969.
(Foto © El Blog de Viajes)
Haidé, me alegra encontrar aquí este poema tan profundo y que tanto tiene que ver con tu sentir. Un abrazo.
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